miércoles, 12 de septiembre de 2012

Saber ¿por qué? y ¿para qué?

En la empresa en la que estoy, tenemos ocho hábitos de trabajo, que bien podrían ser ocho hábitos de vida. Otro día los mencionaré todos, pero hoy solo voy a hablar del séptimo, para mi el más importante, ya que es el que te hace cumplir los otros siete.

Esta hábito de trabajo es "saber ¿por qué? y ¿para qué?". Es decir, saber el por qué y el para qué de todo, de cada acción.

Parecen dos preguntas parecidas, pero son muy diferentes:

Por qué es el motivo primero, la razón por la cual lo haces. La necesidad.

Para qué es el fin, la meta, lo que quieres conseguir. La ilusión.

Un ejemplo muy usado por mi mentor, Pedro Rodríguez: "El dinero es el por qué, y el coche que te compras el para qué".

Cuando uno inicia una tarea, lo hace por necesidad pura (trabajo para ganar dinero), pero la intensidad de trabajo, el esfuerzo máximo sin que signifique un sacrificio, disfrutar trabajando te lo da el para qué (el coche que me voy a comprar). La manera en la que Pedro, en innumerables ocasiones nos intenta hacer ver que tenemos que usar el para qué nos dice: "Imaginaos que os doy un maletín con un millón de euros cerrado con candado, y la llave la tengo yo, es imposible abrirlo sin ella, ¿querríais el maletín?" La respuesta es siempre: "¿Para qué quiero yo eso?".

El dinero como tal no es un motor de la ilusión. Lo que te hace superar tus límites son los deseos, un modo diferente de vida, una casa, un coche o un viaje, algo que quieras disfrutar, algo que te emocione.

No se puede vivir por el dinero, con el dinero como fin. Es imposible. No tienes ilusión, mueres. Así que cuando te plantees hacer cualquier actividad, piensa por qué la haces, la necesidad que te mueve a empezarla, pero sobre todo piensa en qué quieres lograr, hacia donde vas, y sentirlo, disfrutarlo aunque aún no haya llegado. Cierra los ojos y visualízate como te gustaría llegar a ser gracias a esa actividad, y entonces si, ya puedes comenzarla. Y cuando estés cansado, no pienses jamás en las necesidades, te sugestionarán en negativo, piensa en todo lo que vas a conseguir esforzándote, verás como rápidamente la rodilla que estaba hincada en el suelo se levanta y encuentras energías donde no las había para seguir luchando.

Muchos pensarán que tal y como están las cosas, ¿a dónde van a llegar? Demasiado tienen con encontrar un trabajo si es que lo encuentran y sobrevivir. Así, seguro que como mucho sobrevives, si es que lo consigues. Lo más alto que puedes llegar es a la altura a la que te imaginas, jamás superarás a tu ilusión.

Ten siempre un objetivo alto (real) y piensa en él cada vez que te vengas abajo, ten siempre un as en la manga ante las adversidades, un para qué.

Porque la vida, por muy mal que esté la situación, no está para sobrevivir, está para vivirla, para disfrutarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario