miércoles, 5 de septiembre de 2012

El poder de la autosugestión

Ayer escuché una entrevista radiofónica a Patricia Ramírez, la psicóloga más famosa de España (para los futboleros), la que consiguió que Rubén Castro, un jugador gaseosa, es decir, insípido a pesar de su calidad, completara la mejor temporada en primera de su vida. Patricia (@patri_psicologa) ha sacado un libro hoy, "Entrénate para la vida", aprovechando su tirón mediático, lo que me parece tan lícito que es lo mínimo que yo habría hecho.

No he leído aún el libro, pero por lo que he escuchado, es un "secreto" más, otro punto de vista del libro de Rhonda Byrne, el libro de "autoayuda" más famoso. Entrecomillo autoauyda porque es un concepto que no me termina de gustar, y no me termina de gustar porque me fascina ese género, y como entendido en la materia, ese concepto es equivocado. Me explico: se supone que en los libros de autoayuda te enseñan (o explican) que serie de actitudes son buenas para mejorar en la vida social, laboral... o simplemtente para tratarse mejor a uno mismo. Según sus autores, al darle importancia a los problemas los aumentas, si ponderas algo, ese algo crece. Pues bien, al nombrarlo autoayuda admites que estás mal, que necesitas ayuda, que es una palabra que tiene una connotación negativa. A mi, personalmente, no me gusta. Yo los leo y no necesito ayuda, no estoy mal, sólo quiero mejorar. Yo los llamaría libros de apoyo personal, de motivación o de cualquier otro concepto positivo.

Por lo que escuché de la entrevista a la "psicóloga del Betis", me gustó como enfocaba los temas, todo de un modo más empírico que en "El Secreto", es decir, sin misticidades, que causan el rechazo de mucha gente que no sabe comprender a que se refiere Rhonda al hablar de la parabólica, de la energía o de que el mundo te devuelve lo que tu le das.

Patricia habló del famoso caso en el que se demostró que una persona es más feliz si se mete un bolígrafo en la boca, atravesado, formando una especie de sonrisa en la boca. Como ella comentó, solo con eso una persona deprimida no es feliz, pero sí que es un valor añadido, ya que en ese momento las terminaciones nerviosas de la boca le envian al cerebro señales, le dicen: "Eh! Mira como estoy, me rio". Es decir, le miente, el cerebro se lo cree, y la persona está un poco más contenta. Eso es ciencia.

Yo creo en la sugestión, creo que la realidad se puede ver de muchas formas diferentes, dependiendo de quién y cómo te la presente, la realidad y la forma de cada una de reaccionar ante ella será de un modo u otro. Pero mas fuerte aún que la sugestión, es la autosugestión. ¿Quién te hablas más fuerte y más cerca que tu mismo? ¿Quién te conoce mejor y tiene mas capacidad para engañarte?

Si está demostrado que el simple hecho de forzarte a sonreir te hace más feliz, imagínate cuanto más feliz te puede hacer pensar en cosas que te gustan. O cuanto más triste estarás si solo te fijas en los problemas.

Seguro que estás de acuerdo conmigo que cuando te enfadas con tu pareja, empiezas a darle vueltas a la cabeza, y vueltas y vueltas, y cada cosa que hace te molesta, ya encima de molestarte no te dice nada, te ignora, te mira mal y hasta empiezas a pensar que claro, que ahora lo entiendo todo, eso es que está con otra persona. Pero no lo hablas para no tener problemas, y empieza a doler el estómago, y aprieta, y necesitas explotar, y encima empieza a comer y la oyes masticar... ¡Cuanto ruido hace! Empiezas a odiarla y finalmente... Explotas (y a la media hora, te calmas y pides perdón)

Claro ejemplo de autosugestión negativa.

Lo que intentan enseñarte los libros de autoayuda (de apoyo personal) es simplemente a controlar esa autosugestión. A que sea siempre positiva, ese es el Secreto. Pensar en positivo. Agradecer lo que tienes, tener un tablón de la ilusión, recordar a menudo buenos momentos, pensar en los tuyos, tener un objetivo claro que te emocione y disfrutar los pequeños triunfos son algunos de los métodos que propone Rhonda Byrne en su bestseller.

A mi me funcionan. Y por experiencia propia te digo que el lamentarse, el proclamar a los cuatro vientos que estas mal, mas que ayudar, te entierra. Porque cuando hablas, no solo le hablas a la persona que te escucha, recuerda que no solo está esa persona ahí. Estás TÚ. Te oyes TÚ. Le estas diciendo a tu cerebro que estás mal, que empeore. Y el es muy obediente y te sumerge en un pozo de penuria. Es más, lo peor que te puede pasar es estar rodeado de "amigos" que te compadecen, que refuerzan tu autosugestionamiento negativo, que le dan una segunda opinión a tu cerebro, para que en lugar de sumergirte, te hunda.

Mi padre, del cual he heredado la capacidad analítica, licenciado en sociología, siempre dice que el enfermo de cáncer se muere cuando le duele. Cuando es consciente de que está mal, se rinde por dentro. Soy consciente de que es un caso extremo, pero no se aleja mucho de la realidad.

Mi consejo, como comercial, los cuales vivimos de nuestra actitud (no de nuestra labia ni perseverancia, que son consecuencias del estado anímico), es que celebres más tus éxitos, que sonrías, que no lamentes tus errores, porque las lágrimas no te dejaran ver la siguiente oportunidad.

La vida es más fácil y más alegre cuando te quieres, cuando hablas de cosas postivas, cuando transmites entusiasmo e ilusión, cuando haces que la gente se ría y disfrute, porque ¿Sabes qué?

La persona que más te escucha eres TÚ.

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